LA MANNYMANIA ESTA AL LLEGAR NUEVAMENTE CON LO BUENO Y LO MALO


Manny Ramírez regresará el viernes al béisbol tras ser suspendido 50 partidos, y la única pregunta que los Dodgers tienen para él es cuánto tiempo le llevará reanimar la ofensiva repentinamente anémica del equipo.
Parece que ésa es la única pregunta que el dominicano tiene interés en responder.
Ya pagó su deuda con el juego que lo hizo un hombre rico y que le dio fama a sus rastas. Ahora piensa dejar el pasado atrás y mirar hacia adelante, por lo que no dará conferencias de prensa ni explicaciones.
A los aficionados de los Dodgers no parece importarles. Ni al propietario del equipo Frank McCourt, que la última vez que se le vio estaba repartiendo entre los fanáticos boletas de votación para el Juego de Estrellas con el nombre de su toletero estelar en ellas.
Algún día Ramírez se retirará, y tal vez escriba algún libro de memorias donde narre todo lo ocurrido. Hasta entonces, probablemente nunca sabremos por qué se sintió impulsado a emplear un fármaco que mejora la fertilidad cuando es obvio que sus mejores años para tener hijos han quedado atrás.
De todas formas, a pesar de su popularidad Ramírez probablemente enfrente algunos abucheos cuando visite San Francisco, tal vez sólo porque aún están frescos los recuerdos de las silbatinas que los aficionados le dieron a Barry Bonds --el rey histórico de jonrones, quien enfrenta fuertes sospechas de haber consumido sustancias prohibidas-- cuando visitó Los Angeles.
Pero el dominicano recibirá una bienvenida digna de un astro de rock cuando vuelva al Dodger Stadium, donde la Mannymanía está a sólo un jonrón o dos de volver a surgir. Para cuando se sepa cuál es el equipo que ganó la División Oeste de la Liga Nacional, las rastas postizas estarán de moda otra vez en el sur de California, y cualquier conversación en torno a la legitimidad de la cantidad de jonrones de Ramírez habrá sido olvidada hace tiempo.
Pudiera ser que el consumo de esteroides se ha convertido en un patrón familiar en los deportes en esta época, o que la sociedad gusta de perdonar y que los aficionados al béisbol son los más indulgentes con sus astros.
O, tal vez, sólo quieren ser entretenidos y no tener nada que ver con lo que se interponga en el apoyo que dan a su equipo favorito.
Ramírez fue suspendido durante 50 partidos con los Dodgers, líderes de su división, después de que dio positivo en un examen antidopaje.
Los Dodgers tenían foja de 29-21 cuando el estelar toletero se vio obligado a tomar sus vacaciones forzadas, y regresará en San Diego a un equipo que aún está cómodamente en primer lugar a pesar de las recientes dificultades que sus toleteros
 

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